¿Se te ha pasado este año? En Embarrados sabemos que tenéis muchas cosas en la cabeza, y es difícil recordar una celebración que cambia de fecha cada año, pero, ¿qué madre no se merece un regalazo? Por eso, queremos proponerte algunas ideas para que le regales a esa mujer maravillosa en tu vida, que no solo es madre sino también médico, enfermera, chef michelín, costurera y estilista, psicóloga, compañera y, por supuesto, ¡solidaria! Que este año no se te olvide darle las gracias por todo lo que nos quieren, a sus hijos y a quienes más lo necesitan.
IDEA 1:
Regálale una tarde, o varias, para que se relaje y disfrute con un buen libro o una buena película. ¿No te quedan ideas? Échale un ojo a nuestro Peli y manta, o a las recomendaciones que os hemos hecho en dos días del libro, seguro que encuentras algo que le pueda gustar.
IDEA 2:
Ayúdala a renovar su armario embarrado con una camiseta de colores. ¿O por qué no varias? Recuerda que tenemos tooodo el arco iris a su disposición, en manga corta y larga, y con dos diseños preciosos. Seguro que ya tiene una, o varias, camisetas embarradas, pero ¿cómo va a resistirse a estos modelitos?
IDEA 3:
Habla con tu embarrado más cercano y pídele algo de artesanía boliviana. Los colores vivos, los detalles hechos a mano y el saber que están colaborando con proyectos en El Alto harán el regalo más especial que si le regalases tu propio marco de macarrones, ¡que ya es decir!
IDEA 4:
Busca un libro de cocina de su chef favorito o, incluso mejor, consigue un cuaderno bonito (¿quizá uno de aguayo?) y rellénalo con sus recetas, las de siempre, las que a ti nunca te salen igual, para que queden inmortalizadas. No solo le demostrarás lo mucho que te gusta cómo cocina, sino que posiblemente la ayudes a recordar sus grandes éxitos culinarios cuando, por ejemplo, llegue una ocasión especial y no sepa qué llevar… ¿Se te ocurre cuándo podrá necesitarlo próximamente?
Esperamos que estas ideas despierten tu creatividad y te ayuden a celebrar a las madres en tu vida con el corazón embarrado y agradecido.
Decir Embarrados es decir Bolivia y Burundi. Esos lugares del mundo dan sentido a todo lo que vivimos y hacemos aquí. Por eso estos días, nuestro corazón embarrado está puesto en Bolivia.
El país está viviendo un momento político, social e histórico crítico. Nos llegan noticias a través de la prensa, y sobre todo desde tantas personas de allí a las que queremos, que nos hablan de falta de paz, violencia, escasez de alimentos, gas y combustible, miedo, confusión, muertes en la calle… Desde aquí vivimos esta situación con dolor, preocupación y tristeza. Deseamos que se encuentren pronto caminos de diálogo y escucha, de apertura a las diferencias. Deseamos de corazón que todos los que tengan responsabilidad y cada uno de los bolivianos y bolivianas puedan vivir este momento con sabiduría y compasión, y que las opciones que se tomen sean decisiones que afectan el país o la convivencia con los más cercanos , busquen restaurar la paz.
Amigos y amigas de Bolivia: os acompañamos desde aquí. Nos vienen a la cabeza y al corazón tantos rostros de personas importantes para nosotros, cuyos sufrimientos, miedos y esperanzas son también nuestras. Sentid nuestro cariño, abrazos, oración y deseos profundos de PAZ.
Nos encanta poder compartir esta noticia con vosotros, porque nos hace conectarnos con el sentido que tiene para nosotros Embarrados: poder implicarnos con los más débiles, con los excluidos en el mundo.
Estamos felices de haber conocido la Asociación Creamos y a todas las personas que lo hacen posible. Y estos días son especiales, porque han hecho un sueño realidad: el 13 de julio se inauguró el nuevo hogar de Creamos, donde podrán acoger mejor a los bebés y niños, tendrán más espacio para convivir, descubrir, crecer y amar.
Es un proyecto muy pensado y muy soñado, que lleva años en marcha y que parecía imposible, hasta que el verano del 2018 comenzó y rápidamente se construyó y se consiguieron muchos apoyos para que todo estuviese listo. En febrero de este año os hablábamos de la magia de Creamos y de este proyecto, que ya solo necesitaba rematarse, y ahora ¡está inaugurado!
Nos encanta ver las fotos y los vídeos, pero lo que más nos gustaría es poder ir de nuevo allí, compartir tardes, risas y paseos con todos esos niños que se merecen todo. De momento, nos conformamos con poder seguir su progreso y seguir compartiendo con vosotros tan buenas noticias.
¡¡Enhorabuena a Creamos y que nos podamos seguir embarrando con ellos!!
El pasado sábado tuvimos una asamblea para poder contaros en persona cómo fue nuestro verano en Bolivia y Burundi. Aunque en Embarrados nos sentimos siempre presentes y cercanos a los proyectos con los que colaboramos, las tres familias que viajaron este año nos han devuelto el contacto piel con piel que nos encanta tener con ellos.
En primer lugar, hablamos de la experiencia de Laura, Luis, Bea y sus hijos en Bolivia. Para Bea, Sara, Elena y David era su primera visita. Aunque llevaban muchos años colaborando con Embarrados y conociendo en la distancia nuestro trabajo en Cochabamba y El Alto, fue muy especial para ellos poder visitarlos. Los niños destacaron el poder ayudar, jugar y querer a los niños de Creamos; acercarse a la realidad tan distinta y tan dura que se vive en Larati; conocer la labor de la Casa de niños, un lugar donde los más rechazados de la sociedad -niños sin familia, personas con discapacidad, enfermos de SIDA…- tienen su hogar; también el mareo y la altura de El Alto, que se combate masticando coca y sobre todo con el cariño y la acogida de Pepe y todos sus chicos. Poder vivir con ellos, cenar, jugar y reírse juntos, celebrando la alegría de encontrarse, les hizo sentirse como en casa.
Bea destaca también la tremenda diferencia que se conoce, pero no se siente hasta que no se camina junto a quienes viven la pobreza más absoluta, quienes superan la dificultad día a día, quienes tienen que preocuparse por cómo pagar una sanidad que a nosotros se nos da gratis… Como médico, la labor de paliativos de Jesús Obrero en El Alto y la falta de material y personal con la que trabajan le impactó especialmente. Por ello, tuvo que aprender a mirar esta desigualdad no desde el enfado o el desconcierto, porque nacer en un sitio o en otro y vivir una vida tan diferente es solo cuestión de suerte, sino desde el agradecimiento. Agradecimiento por nuestra propia suerte, pero también por poder embarrarnos con personas que sonríen, que acogen, que luchan incansablemente y que dan sentido a nuestro trabajo. Por eso, creamos y creemos en un mundo mejor y, como los aimara, nos gustaría representar el pasado hacia adelante, porque ya lo conocemos, y el futuro hacia atrás, porque no lo conocemos y está todo por hacer.
Para Laura, Luis, Ainara y Mar volver a Cochabamba fue un reencuentro que vivieron con agradecimiento profundo. Fue reencuentro con el trabajo que hicieron allí, con un Preefa que sigue en marcha con ganas de mejorar y de crecer y profesores cada vez más estables, y con el I Congreso de Autismo de Bolivia, donde encontraron familias que se empoderan unas a otras, que colaboran para formarse y para seguir creciendo en el camino de vivir con personas con TEA. Fue ver que proyectos que iniciaron, que iniciamos, como el transporte público y la reforma de los baños del Preefa, siguen en marcha y ayudan a la autonomía, la educación y la calidad de vida de los alumnos del colegio, y por supuesto con los proyectos que pusieron en marcha Pedro y Elena en El Alto como Mururata, con sus huertos y sus talleres funcionando a toda máquina. Fue un reencuentro con personas que les acompañaron todo el tiempo que vivieron en Cochabamba, de dar abrazos y cariño por todas partes en las que fueron acogidos como amigos, como compañeros, como familia. Fue también un reencuentro con el hogar Salomon Klein, donde conocieron a Libertad, y verla tan mayor, tan contenta, viviendo la vuelta a su primera casa con naturalidad y tranquilidad, fue también un regalo.
Fue muy emocionante escuchar el testimonio de mayores y de pequeños, por los reencuentros y por las experiencias nuevas, que han marcado su verano y el nuestro.
Después, Pedro y Elena nos contaron su viaje a Burundi. Aunque siempre nos hemos sentido cerca de ellos gracias al padre Germán, era la primera vez que un miembro de Embarrados visitaba el país.
Se encontraron con una comunidad profundamente religiosa, que celebra con alegría y con profundidad una fe que se manifiesta en cada parte de su vida. La acogida de los padres blancos, con una voluntad y una manera de hacer la misión muy distinta de la que conocían ellos, fue también una forma de recolocarse y de seguir aprendiendo.
Aunque conocieron situaciones durísimas de desnutrición y enfermedad, de pobreza extrema, también les llamó la atención la cantidad de niños que hay y la demanda constante de juego, de cariño, de diversión por su parte, un juego que no se hacía difícil a pesar de la barrera del idioma.
Pudieron colaborar también en diversos proyectos del padre Germán, como la construcción de casas en la que se implicaba toda la comunidad, desde la fabricación de ladrillos hasta la colocación del techo de zinc, y en la reparación de zanjas en caminos que son fundamentales para el transporte de los pueblos. Entre risas, nos contaron que algunos vecinos decían que era “la primera vez que veo a un blanco trabajar”. Su experiencia fue de embarrarse totalmente con ellos, en el trabajo y literalmente: es un país muy polvoriento, en el que la tierra se te pega a la piel en cuanto te acercas a ella.
También fueron testigos del camino de reconciliación, un proyecto del padre Germán en el que se utiliza un camino de peregrinación y oración para sanar las heridas provocadas por la guerra civil.
En Tenga pudieron visitar el hospital y conocer las condiciones en las que se trabaja, con mosquiteras obligatorias para prevenir la malaria y una enorme dificultad para conseguir medicamentos, por lo que agradecieron mucho los que pudimos llevar desde España. A pesar de la escasez de recursos materiales, también se sintieron acogidos por personas optimistas, sonrientes, que les ayudaron a comprender su situación y a sentirse como en casa.
Para Pedro y Elena, que tan cerca del corazón llevan Bolivia, esta visita a Burundi fue una oportunidad para renovar su compromiso de seguir colaborando, compartiendo nuestros recursos y para saber que la labor de Embarrados, aquí y allí, tiene sentido.
Esperamos que pudieseis venir y compartir este día con nosotros pero, si no, que hayas podido ver una parte de todo lo que se habló, sintió, rió y compartió en este día. Puedes ver más fotos en Facebooky la crónica en directo en nuestro Instagram (@asociacionembarrados). Síguenos en redes sociales para no perderte nada, y ¡seguimos embarrándonos!
El 9 de octubre de 2012, un grupo de militares talibanes subieron a un autobús en Pakistán, preguntaron quién era Malala Yousafzai y le pegaron un tiro en la cabeza. Por suerte, la bala no llegó a matarla, sino que convirtió a Malala en una de las activistas más importantes a nivel mundial por el derecho a la educación y por los derechos fundamentales de las niñas, entre ellos, ir al colegio.
El pasado 13 de mayo fue el Día del Niño, una fecha que en muchos países es una celebración de la infancia o simplemente pasa desapercibida, mientras que en otros es de una importancia vital. Actualmente, 300 millones de niños sufren maltrato físico, psicológico o sexual en todo el mundo; solo en Latinoamérica, 70 millones de niños se encuentran en condiciones de pobreza, y dos tercios de estos niños padecen de violencia. Se calcula que cada año mueren por homicidio 41 000 menores de 15 años. Además, las situaciones de guerra y pobreza extrema aumentan la vulnerabilidad de los menores.
Una de las maneras de combatir y prevenir esta violencia y desatención es proporcionar educación a los niños, de manera que puedan comprender sus derechos, luchar por obtenerlos o defenderlos y crecer para ser adultos que sigan luchando por los más vulnerables. Sin embargo, según Human Righst Watch, más de 264 millones de niños carecen de acceso a la educación en el mundo. Esto se debe, entre otros factores, a que muchos países en vías de desarrollo no pueden garantizar una educación de calidad para toda su población; por ello, entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio se encuentra lograr la enseñanza primaria universal. Puedes ver aquí los múltiples factores (de género, de sector, de etnia, económicos…) que provocan una desigualdad en el acceso a la educación en las distintas partes del mundo.
Malala es un ejemplo del poder y la importancia que tiene la educación para el desarrollo personal, la conciencia social y la libertad individual: con tan solo once años, comenzó a escribir un blog anónimo para la BBC sobre su vida en Pakistán, especialmente sobre la prohibición a las niñas de ir a la escuela. Cuando su importancia a nivel internacional creció, comenzó a recibir amenazas del régimen y finalmente tuvo que exiliarse a Inglaterra tras el atentado contra su vida. Actualmente, es alumna en la Universidad de Oxford.
Desde la sección de Peli y Manta, queremos proponerte que veas dos documentales sobre Malala, su pasión por la educación y su buen humor incansable ante la adversidad. Uno de ellos, Class Dismissed, se grabó en 2010, y su repercusión internacional fue lo que precipitó el ataque contra su vida dos años más tarde. El otro, He Named Me Malala (Él me llamó Malala) fue grabado en 2015, cuando Malala ya vivía y estudiaba en Inglaterra. Puedes comprarlo aquío verlo gratuitamente en Netflix.
Gracias a la convicción y la insistencia de Malala, Pakistán se comprometió en 2014 a proporcionar educación universal a niños y niñas, aunque a día de hoy es necesaria una acción continua para que se mantenga este compromiso. Porque los niños son el futuro y el mejor recurso que podemos dejarle al planeta, continuemos sensibilizándonos y sensibilizándolos. Con un poco de retraso…