Mónica y Jorge: Creamos después de nueve años
Nos encanta compartir hoy con vosotros la carta que nos escriben Mónica y Jorge. Ellos trabajaron en Creamos cuando Laura y Luis estaban en Bolivia, y hace nueve años que regresaron a España. Este junio han podido volver a Cochabamba y visitar el Hogar, y tenemos la suerte de que nos hayan contado su experiencia. Como ya sabéis, Embarrados actúa como intermediario de los colaboradores del Hogar en España, y queremos mantener nuestros corazones calentitos y dar sentido a esta colaboración. Tenemos la suerte de que colaboramos con amigos, y para nosotros son fundamentales estas visitas que nos acercan. Esperamos que disfrutéis mucho de todo lo que nos cuentan.
Este mes de junio de 2023 regresamos, después de nueve años, a Creamos. Lo hicimos esta vez, durante tres semanas y con nuestras hijas de seis y ocho años, que por primera vez visitaban un país latinoamericano. Habíamos cambiado nosotros y también lo había hecho Bolivia, Cochabamba y Creamos.
Llegamos al edificio nuevo, un Hogar hecho para ser la casa y el hogar de niños menores de seis años. Construido con las mejores calidades y con todo el mimo y detalle. Nos dieron la bienvenida por todo lo grande y las niñas no tardaron ni un minuto en integrarse con la familia de niñxs de Creamos.
Desde el primer momento percibimos que lxs niñxs por fin se sentían en “su casa”. Los espacios son accesibles para ellxs y tienen diferentes ambientes por los que moverse con la comodidad de su hogar. Se ha conseguido una gran estabilidad del personal que trabaja en el centro y un compromiso con el proyecto que hace mucho no veíamos en ninguna parte. Todas participan en hacer un regalo, colaborar en turnos si alguien tiene un problema, o hacer una colecta si una de ellas tiene alguna dificultad. El ambiente que se respira es de ser la casa de cada unx de lxs que allí viven o trabajan. Lxs niñxs quieren con locura a las trabajadoras y las llaman “mami”. Se cuida con todo detalle las celebraciones de cumpleaños, lxs más mayores van al colegio, hacen las tareas correspondientes y se acude a las reuniones de padres, todxs salen de excursión… en resumen, se intenta que tengan una vida de lo más “normal”.
Las semanas que estuvimos había veintiún niñxs, la más mayor de siete años y la menor de siete meses. Se siguen organizando en dos grupos, los menores de dos años por un lado y los mayores por otro. Tienen espacios diferenciados, aunque en bastantes momentos se mezclan. Se recibió la llamada para acoger a dos niñas más, que llegaron una vez que nos habíamos ido; también recibimos la noticia de la asignación de los padres adoptivos de uno de los niños y se estaba haciendo el acercamiento con la familia biológica de una niña para poder ser reinsertada de nuevo en su familia.
Hay un total de dieciséis trabajadoras, contando la parte administrativa y de dirección. Muchas de ellas (solo hay un trabajador, que se dedica al seguimiento de los ahijados de las comunidades), sobre todo las de la parte administrativa (trabajadora social, contadora, directora, psicóloga, etc.) tienen jornada reducida que, en algunos casos, son unas horas a la semana. Y las trabajadoras que realizan la asistencia directa a lxs niñxs hacen turnos para cubir las 24 horas los siete días de la semana. Actualmente se organizaban de una manera mucho más efectiva y equitativa que cuando estabamos nosotros hace más de nueve años.
La sostenibilidad depende en gran medida de proyectos de cooperación presentados en Europa, en menor medida de las donaciones de particulares de Europa y una pequeña parte del Gobierno boliviano. Es decir, que el sostenimiento sigue siendo frágil, ya que el Estado no va a asumir nunca el gasto mayoritario, los salarios de las trabajadoras. A nivel de alimentación y ropa está todo bastante cubierto porque es de lo que más donaciones se reciben.
La participación de voluntarios es menor que cuando estuvimos hace nueve años, que se recibían a muchos extranjeros. Actualmente son voluntarios que viven en Cochabamba y que realizan el voluntariado con un compromiso y periodicidad pactado.
Se sigue haciendo seguimiento y colaborando con lxs ahijadxs de las comunidades indígenas de Sapanani y Laraty, aunque muchos de ellxs ya no reciben apoyo económico. Tuvimos la oportunidad de subir a Laraty, para reencontrarnos con los ahijados y compartir nuestras vivencias en los últimos años, visitar algunas casas y colmenas y el centro de apicultura. Da la impresión que vive menos gente en las comunidades de manera continua, van y vienen a zonas en las que pueden cultivar o ganarse mejor la vida.
Estamos felices de haber apoyado y seguir apoyando este proyecto que mejora la vida de muchxs niñxs, les da la oportunidad de una vida diferente a la que estaban viviendo, y casi sin ninguna duda, mucho mejor. Nuestras hijas han tenido la oportunidad de experimentar como se vive en otro país con menos oportunidades que en el que han nacido, de sentir lo que es ayudar en lo que puedes a los demás y ojalá hayamos podido sembrar la semilla de la solidaridad en sus corazones.
Hemos podido reencontrarnos con muchas personas queridas con las que hace años que compartimos experiencias trascendentales y mantenemos la amistad a pesar del tiempo y la distancia. Han podido conocer a nuestras hijas y conocernos en esta nueva etapa vital que estamos viviendo. A nuestras hijas les preguntaron si querían volver y su respuesta fue: “queremos volver cada verano a ayudar”. No sabemos si podrán ser todos los veranos, pero seguro que volveremos y seguiremos de “cerca” el proyecto, aunque sea a miles de kilómetros. Sentimos que Creamos es parte de nuestra vida, de nuestra historia, de lo que somos y seremos, así que estamos agradecidísimos de todo lo que nos han dado hace más de nueve años y estas tres semanas. Por todo esto estamos felices de haber vivido estos días y estaremos encantados de compartir nuestra experiencia si alguien quiere profundizar más en el tema, nos podéis escribir a: monicalasheras@gmail.com.
Saludos,
Jorge, Mónica, Vera y Salma
Mayte dijo
Gracias, por seguir presentes y aportando con nosotros en la construcción de una infancia de colores y alegría para aquellos quienes incluso desde antes de nacer han sufrido maltrato y abandono.
Gracias por venir y enseñar a sus wawitas que ente todos podemos aportar nuestros humilde granito de arena para ser transformado en diamantes.
Gracias Embarrados por ayudarnos a crecer. Besitos a todos los que forman esta gran familia
Maribel dijo
Qué bien, que esa obra que se empezó con tan poco, sea tan bonita y haya mejorado tanto gracias a personas tan generosas y solidarias.
La casa, al menos por fuera, es muy bonita, y, por lo que cuentan, también por dentro.
Es una gran alegría.
Gracias por hacerme participe de esta obra que va creciendo, creciendo.
Un fuerte abrazo
Raúl y Silvia dijo
Gracias por compartir vuestras vivencias de Cochabamba después de 9 años y veros tan ilusionados como os marchasteis la primera vez.
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