Cosas que ocurren en Burundi

Publicado el 1 Marzo 2009 en la categoría Burundi | Sé el primero en comentar

El padre Germán nos cuenta su última aventura en Burundi en una carta que ha sido recientemente publicada en la revista de los misioneros de África. Aquí os la reproducimos para que podáis leer las “cosas que ocurren en Burundi“.

¡Saludos cordiales a todos!

No creo que trascienda la cosa, pero por si a caso os cuento lo que me ha ocurrido. Los rebeldes del FLN nos han puesto una barrera en el camino. No nos ha pasado nada. Tuvimos mucha suerte, ese nombre que Dios se da cuando actúa de incógnito.

Fui al Obispado de Bubanza, que se encuentra a 45 km. para acompañar a dos enviados de Misereor, una organización de ayuda humanitaria católica de Alemania. A la vuelta se decidió ir con los responsables del desarrollo en la diócesis a visitar un proyecto.

Al principio del viaje decidimos que, para cambiar impresiones, uno de Misereor que viajaba conmigo fuera en el coche de la diócesis y el contable-seglar de la diócesis viajara conmigo. Creo que este cambio fué mi salvación. Los del coche de la diócesis conducían muy rápidos y yo seguía a mi ritmo (70 km por hora). Al llegar a un punto del camino, a 8 km. de Bujumbura vemos que la carretera está llena de hombres y jóvenes con aires agresivos. Se trataba de los rebeldes del FLN-palipehutu (los disidentes). Eran poco más o menos doscientas personas. Yo viajaba con este contable y una alemana. Nos pararon y empezaron a pegar manotazos en el coche para que saliéramos. Yo les decía que soy sacerdote. Pero les veía violentos, queriendo obligarnos a salir del coche. Discutimos, lograron abrir la puerta, pero no salimos. Logramos cerrarlas. El contable africano salió del coche para intentar parlamentar. Gracias a Dios vió a un militar de prestigio. Le pide que haga algo para salvarnos. Poco a poco unos militares armados aparecen. Piden a los rebeldes que nos dejen, amenazándoles con disparar. Los rebeldes al ver a los militares se alejan del coche. Aparecen también otros militares armados. Empezamos a avanzar. Pero los rebeldes habían cerrado la carretera con piedras y ramas. Pido a dos militares armados que entren en el coche para seguir el camino con seguridad. La alemana que estaba detrás en el coche estaba al borde de los nervios. Poco a poco fuimos avanzando. Los militares quitaron de la carretera las piedras y las ramas para que pudiéramos pasar. Al cabo de un tiempo, todo era ya normal; dejé a los dos militares que estaban en el coche y así llegamos a Bujumbura.

El problema de fondo es que los rebeldes del FLN están viviendo en una situación de miseria muy dura. El Gobierno no ha hecho lo que les prometió. No sé si lo que buscaban era hacernos rehenes para exigir lo que les prometieron. En todo caso estaban muy furiosos y hubiera podido ocurrier cualquier cosa.

Dos horas despues de esto los responsables del desarrollo en la diócesis de Bubanza pasaron por este lugar, pero ya todo estaba controlado. Me llamaron a su llegada a Bubanza. Las autoridades civiles y militares de la zona habían sido ya informadas y tenían ya todo controlado.
Mi compañero belga me ha dicho con humor: has perdido un capítulo para tu vida: “Arconada rehén del FLN”. Así que “tranquilidad en el alcazar”, todo está bajo control…

Pidamos para que los del FLN y los del Gobierno hagan las paces de una vez para siempre, sin tapujos ni mentiras.

Haber salido indemne de este barullo ha sido una buena lotería. ¿No os parece? Bueno os dejo. Un abrazo.

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