Crónica del IX Cocido

Publicado el 30 Noviembre 2020 en la categoría Bolivia | Leer el primer comentario

El pasado sábado 28 de noviembre Embarrados celebró su IX Cocido. Como todo en este 2020, fue un cocido atípico, pero con todo, pudimos encontrarnos a través de la pantalla. Durante la semana nos conectamos con nuestros amigos en Bolivia y Burundi, y el propio sábado pudimos asistir al concierto de Migueli, disfrutar de nuestros cocidos en casa, e incluso acusar de tongo a la rifa más transparente de la historia.

Gracias a vuestra generosidad, hemos recibido donativos de más de 7000€ que permitirán que Mururata siga atendiendo las necesidades de sus alumnos y adaptándose a la nueva situación. De parte de todos los profesores, alumnos y familias: GRACIAS.

Recuerda que todos los vídeos de este cocido permanecen en nuestro canal de Youtube, Asociación Embarrados, y que puedes seguirnos en Twitter, Facebook e Instagram para seguir informado de nuestras novedades.

Sin más dilación, te dejamos la crónica del IX Cocido.

 

¡Seguimos embarrándonos!

Conversaciones con amigos

Publicado el 23 Noviembre 2020 en la categoría Embarrados, General | Sé el primero en comentar

¡Comienza la semana del cocido de Embarrados!

A partir de mañana, colgaremos en nuestro canal de Youtube (Asociación Embarrados) entrevistas con amigos de Burundi y Bolivia que nos ayudarán a sentirnos más cerca de ellos y a conocer cómo lo han pasado con el confinamiento, que en algunos lugares todavía sigue en marcha.

El martes 24 hablaremos con Therence, un sacerdote de Burundi que nos ha acompañado en los últimos años en la parroquia de la Nati y ahora ha regresado a casa. Con información de primera mano, podrá contarnos cómo es la situación en Burundi, cuánto ha afectado realmente el COVID en las zonas menos conocidas del país y cómo se encuentra a su regreso.

El miércoles 25 tendremos una conversación con Mayte, la fundadora del Hogar para niños en situación de riesgo Creamos en Cochabamba, Bolivia. Mayte ha estado en Colombia y en Bolivia durante el confinamiento, y nos hablará de los niños del Hogar, cómo han llevado el no poder salir e ir al cole, y cómo ha afectado al sistema de acogida y adopción el confinamiento.

El jueves 26 estará con nosotros Javi, un médico español que ha estado trabajando en el centro de salud Jesús Obrero, en El Alto, Bolivia. Ahora está en España y nos puede contar qué diferencias ha habido entre la atención sanitaria de ambos países, a qué dificultades se han enfrentado y cómo están ahora mismo allí.

Por último, el viernes 27 nos reunimos con el padre Pepe, que algunos ya conocéis hace tiempo. Con él hablaremos de la Fundase y del colegio de educación especial Mururata, los destinatarios de nuestro cocido. Nos contará cómo han conseguido seguir atendiendo a los alumnos a pesar del cierre de los colegios y en qué les ayudaremos con vuestros donativos.

Recuerda que todavía puedes hacer tu donativo para este cocido, en esta entrada te contamos cómo hacerlo. ¡Contamos contigo!

El proyecto del IX Cocido

Publicado el 22 Noviembre 2020 en la categoría General | Sé el primero en comentar

A menos de una semana del cocido, queremos que veas a quién se destinará tu donativo: a Mururata, el colegio de educación especial que vimos nacer en El Alto y que con el confinamiento ha tenido que reinventarse para seguir atendiendo a sus alumnos y familias, ahora más necesitados que nunca.

 

 

Te recordamos cómo hacer tu donativo:

-Haz una transferencia a  ES77 2100 4907 8522 0005 1892 .

-Envíanos tu donativo a través del Bizum solidario en la pestaña Donar, con el código 01291 o buscando “Asociación Embarrados”.

-Pide a tu contacto de Embarrados que te ayuden, y ellos nos harán llegar tu donativo.

Después de hacer tu donativo, envíanos un correo a embarrados@gmail.com para recibir tus números de la rifa y el enlace al concierto del sábado 28.

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Síguenos en redes sociales, porque esta semana publicaremos entrevistas con nuestros amigos de Bolivia y Burundi, ¡continuamos embarrándonos!

Más información aquí.

Gracias, Germán

Publicado el 19 Octubre 2020 en la categoría Burundi | Sé el primero en comentar

Anoche terminamos la jornada del Domund con la triste noticia del fallecimiento de nuestro querido amigo Germán Arconada.  “Me chifla la vida y África”, así empezaba un artículo que escribió hace tiempo. Un hombre con dos grandes amores: la vida, entregada a los demás, y África.

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Querido German, ayer escuchábamos y orábamos con el lema “Aquí estoy, envíame”. Nos parece increíble que justo ese día haya sido tu momento de partir hacia el Padre.

Has llevado toda una vida de entrega, de envío, una vida que hacía verdad ese lema en tu África querida, especialmente en Burundi. Allí, con los más pobres, tu gente de pies descalzos, pero de gran sonrisa. Siempre preocupado por ellos, por mejorar su vida, con esa energía desbordante que te caracterizó siempre.

Canalización agua

Gracias por todo. Por lo que compartiste aquí y allí, por ser testigo de que nunca hay que perder la esperanza, porque la esperanza viene de Dios y Él siempre está a nuestro lado. Gracias por acercarnos a África y haber despertado ese gusanillo en muchos de nosotros. Gracias por habernos llevado siempre en tu corazón, a los de “La Nati”, como siempre decías.

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Gracias por habernos acogido en tu tierra, por mostrarnos sus tesoros, sus gentes. Gracias por haber respondido a su llamada sin ninguna restricción y por haber sido tan fiel, siempre, en Bujumbura, en Gitega, en Tenga, en la guerra, en el tiempo de la reconciliación o los campos de refugiados… Gracias por habernos permitido llegar hasta allí en el centro de salud, el puente sobre el río, los tejados de las casas, el pozo, que hablan de un amor hasta el extremo por las personas de esa tierra. Gracias, Germán.

A tu invitación constante a ir a conocer aquel rincón del mundo, algunos dijeron que sí y estas son sus palabras hoy.

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Hoy me vienen a la cabeza las tardes que pasamos en Gitega hace dos años, cuando después de cenar nos sentábamos a comer unos cacahuetes en el “rincón de la felicidad”, y repasábamos el día vivido y programábamos el siguiente. Otra vez, mil gracias por tu acogida, por tu interés y el empeño que pusiste en que lo conociéramos todo, lo sintiéramos todo y lo viviéramos todo. Gracias por hacernos parte de la comunidad de los Padres Blancos de Gitega, que tanto nos impresionaron. Gracias por las eucaristías diarias en francés a las 6,30 de la mañana, por el trabajo comunitario con los jóvenes y las oraciones en “las casas de los pobres”. Gracias por tu empeño en mejorar los caminos para que la gente pudiera caminar de un lado a otro con más facilidad, o por las fuentes construidas para que pudieran acceder al agua. Gracias por las eucaristías del domingo en las que lloré de emoción al sentir a tanta gente orando, bailando y alabando a Dios. Gracias por tu acogida, porque acoger de verdad cambia la vida de la gente.

Felipe-Burundi

Y, por último, gracias por recordarnos lo importante que es que las cosas que hagamos hablen de Dios, porque Él es el mejor don que podemos ofrecer a los hombres y mujeres de este mundo. Él mismo nos dijo muchas veces:

El mejor don que podemos ofrecer a los hombres y mujeres de este mundo es Dios: si conociéramos a Dios, este mundo sería más hermoso, más bondadoso y fraterno. La primera parte y más larga de mi vida misionera ha sido dar importancia a hacer cosas… Desde luego que voy a seguir haciendo cosas. Pero deseo que las cosas que hago hablen de Dios. Mucha gente quiere ver en el misionero a un miembro de una ONG, o un buen promotor de desarrollo. A mi lado veo gente muy pobre, pero estimo que les he dado muy poco, si no les ayudo a entender la bondad de Dios.

Tejados casas

Recordamos hoy las palabras llenas de sencillez y hondura que nos regaló en el 10º aniversario de Embarrados:

Y así se despedía en uno de sus últimos correos: Sé que vuestra generosidad siempre está unida a vuestra oración y compromiso por los pobres. Para mi siempre habéis sido un recuerdo y un estímulo en mi vocación. Un fuerte abrazo agradecido y continuad recordándome en vuestras oraciones. Y si alguien se decide a venir a Burundi, os esperaré con los brazos abiertos y mi casa será la vuestra.

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Gracias por todo, Germán. Gracias por enseñarnos a amar la vida y África. Dejas huella en el corazón de la gente de Embarrados y de la Nati, estás siempre con nosotros. Descansa en Paz.

El COVID en Latinoamérica

Publicado el 15 Junio 2020 en la categoría Cultura, General | Sé el primero en comentar

Si vives en España, seguro que ya has ido a comprar o te has reencontrado con tus seres queridos, puesto que las medidas de restricción se están relajando.

Sin embargo, en Latinoamérica la realidad es otra. Las cifras siguen creciendo en muchos países, y es posible que se produzca un empeoramiento ahora que llega el invierno en el hemisferio sur. En Bolivia, por ejemplo, se registran más de dieciséis mil casos, con quinientos treinta y tres fallecidos.

No queremos limitarnos a dar cifras, ya que estas las puedes conseguir fácilmente en Internet. Queremos contarte que la situación es muy diferente allá, no solo por el número de contagios, sino por las circunstancias que rodean el confinamiento necesario para reducirlos. Seguro que conoces, o lo has vivido tú mismo, personas que han tenido que teletrabajar y que además han ayudado a sus hijos con el colegio en casa. Clases por videoconferencia, trabajos entregados telemáticamente, correos a los profesores… Queremos compartir contigo el testimonio de estas familias peruanas que, al no poder acudir al colegio, también han tenido que teletrabajar con sus hijos, pero de una manera muy diferente.

 

 

También queremos transmitirte este mensaje que nos llegó hace unos días desde Tapachula, México, agradeciendo enormemente a la persona que nos lo envió el que podamos compartirlo con todos vosotros. Esta vez, desde Embarrados solo queremos actuar como megáfono para amplificar estas experiencias que, quizá, de otra manera no os llegarían. Os animamos a compartirlo con todo aquel a quien pueda interesarle cómo se vive esta pandemia en otros países.

Amigos, comparto con ustedes el testimonio de un amigo pediatra atendiendo casos de COVID en Tapachula. Solo el 55% de las personas que ingresan a los hospitales logra recuperarse* y hay un número muy elevado de médicos y personal sanitario  muriendo contagiados todos los días. Solo hay 3 hospitales en Tapachula, los 3 ya sobrepasados y con gente muriendo en la calle esperando un lugar para ser atendido. Las lluvias colapsaron los techos de dos de ellos, no hay oxígeno, no hay medicamentos… no hay ni batas suficientes. Hasta el personal de limpieza ha tenido que comprar sus propios trajes de protección.

Estamos esperando la llegada de una caravana más, esta vez de población haitiana, africana y cubana que se ha quedado varada en Honduras, en situación de calle.

*En España, en el hospital de Fuenlabrada, ha habido un 89% de pacientes ingresados recuperados.

“Aca vamos de nuevo, la humanidad se ha visto superada frente a esta pandemia.  Desgraciadamente este virus no solo nos ha traído una crisis sanitaria, también nos ha golpeado en el ámbito emocional, laboral, educativo y sin duda alguna en lo económico a toda nuestra población sin diferencia de profesión  o especialidad. Este conjunto de problemas es mejor conocido como una catástrofe, sin ser exagerados.

Como cirujano pediatra que soy, tengo la oportunidad de trabajar en instituciones gubernamentales como es el Imss, y esta institución a todos los médicos sin excepción nos ha direccionado a presentarnos a apoyar a los médicos encargados de los pacientes  con covid19 ya que es insuficiente el personal de salud para atender estos casos tan graves que a muchísima gente lleva a la muerte. Soy sincero y al principio no deseaba acudir a las unidades de hospitalización covid19. Deseaba, como todos, quedarme en casa, protegerme, cuidarme y cuidar a los míos. Mi esposa e hijos aún pequeños.  Pero ni hablar, por mi profesión hay personas que también necesitan ser ayudadas y atendidas en los momentos más difíciles y críticos de su vida, y muchas veces, el final de su vida. El primer día que acudí al hospital Imss covid entre con lágrimas en los ojos, de miedo

Al ingresar es indescriptible el aire que se respira de estrés de todos los trabajadores del hospital y a ser sincero, sentí un poco más de tranquilidad, no era el único con miedo. La preparación en los vestidores, quitarse la ropa de calle, ponerme ropa quirúrgica que antes solo usaba para operar bebés y niños menores indefensos y con enfermedades recuperables, ahora a ayudar a  personas adultas y de tercera edad que su vida estaba entre la vida y la muerte; los líderes de grupos encabezados por médicos intensivistas, neumólogos e internistas nos explicaban la manera de vestirnos y prepararnos con gorros, pijamas desechables, caretas, gogles (gafas), cubrebocas gruesos y poco cómodos, guantes y botas, en resumen 30 -40 minutos para ingresar al área covid bien protegidos. Ahora a ingresar a las famosas áreas covid.

Mi sala (de 24 pacientes) estaba a cargo del líder,  un internista, de 24 pacientes, 12 intubados y 12 graves no intubados. Era obvio que nuestro compañero internista necesita muchísimo apoyo.  Nuevamente recordé mis primeros años de medicina, “sacar muestras, tomar gasometrias, checa el resultado de este estudio, fecha de la última Rx, haces las notas de estos pacientes, corres indicaciones” y al iniciar mis actividades y ver al adulto postrado, inmóvil, intubado, con múltiples sondas y cateteres, el monitor con el sinfín de números por la inestabilidad hemodinámica y ventilaroria era difícil creerlo, porque a donde volteara, todos los pacientes estaban igual, sumamente graves. Inicio mis actividades y empiezo con los más graves, o sea todos, a tomar gasometrias arteriales, obviamente se me facilitó porque yo estoy entrenado para valorar y manejar recién nacidos y niños, tomo la jeringa de insulina e introduzco la aguja y esa sensación de taquicardia al ver qué la jeringa se llenaba de sangre y emoción de que ya tenia un pendiente menos. Recordé mi inicio de residencia y cómo me dijo mi esposa “te enamoraste nuevamente de la medicina”. 

Creo que no existe otra definición más acertada que esa. “Me enamoré nuevamente de la medicina”.

Llevar los resultados con el internista y esperar y ver que me decía, sus conclusiones no cambiaban con los pacientes. “Está muy grave y ojalá Dios quiera y mejore”.  Y así sucesivamente, grave, grave, grave. Al terminar a hacer notas, indicaciones, y preguntar qué más hacer. No se me olvidará el primer día, Don Carlos, jubilado del IMSS, entregó 28 años de su vida laboral a esa institución, no intubado, pero con disnea severa, saturando al 78-80% con 15 lts de oxígeno, se acerca el internista a decirle “Don Carlos lo vamos a intubar, ya está usted muy cansado”, a lo que contesta: “No doctor, si me intuba me puedo morir, yo quiero seguir viviendo, me pongo de lado o boca abajo y usted verá que mejoro”. Con ese simple esfuerzo de hablar su saturación bajó al 60%. “Ok, Don Carlos”.

Lo ayudamos a ponerse boca abajo y obviamente la saturación siguió igual; en ese momento ingresaron 3 pacientes muy graves, se intubaron, se conectaron a ventilador mecánico, dos de ellos no sobrevivieron más de 30 minutos. Otro paciente no intubado tuvo deterioro súbito y se intubo y de igual manera, no sobrevivió. Una hora después me llama Don Carlos y me dice “Doctor, quiero que me intuben, ya estoy muy cansado” y enseguida acudo con el internista y le dijo “líder, don Carlos ya quiere intubarse”, exclamando y diciendo, “qué bueno, ese señor puede salir a sus 62 años”. Solicitamos el ventilador para iniciar la intubación y nada, nos avisan que en ese momento no tenían circuitos estériles y que estarán hasta en 2-3 hrs. Así que la intubación “a tiempo” tenía que diferirse.  Nos acercamos a explicarle a Don Carlos y nos contesta, “¿pero como Doctor? No es posible, yo quiero vivir, tengo dos hijos profesionistas y 4 nietos, le dediqué mi vida al IMSS y tengo derecho a vivir”. Es correcto todo lo anterior.

Pero ellos no entendían aún lo que nosotros veíamos. Tenía que esperar.  El internista vio lo que era inevitable y sacó su teléfono y le marco a su esposa y le comentó la gravedad de salud de Don Carlos, le hizo una videollamada y él pudo comunicarse con su Familia, los suyos, esposa e hijos, don Carlos apenas podía hablar, toda la familia del otro lado del teléfono lloraban y le gritaban palabras de aliento, dos horas más tarde llegaron los circuitos y afortunadamente se intubó a don Carlos. 4 horas después esa cama ya la ocupaba otro paciente igual de grave.  Don Carlos ya estaba con Dios

A la hora de salir del área covid, un ritual muy similar al del ingreso pero con una técnica completamente establecida y desconocida por mi, la de mayor cuidado, un movimiento en falso y te contaminas por SARS-COV2, aseo de manos con clorhexidina, retiro de primeros guantes, aseo de manos, retiro de batas, aseo de manos y así sucesivamente hasta retirarte el cubrebocas y botas y pasar al “área menos contaminada”.  Tardas 40 minutos en desvestirte correctamente. Sales exhausto física y moralmenteContento de haber ayudado a la gente que en ese momento te necesita y a tu compañero internista que sin tu apoyo su trabajo hubiese sido imposible. 

Ver 24 pacientes graves es imposible físicamente y moralmente es indescriptible. Al día de hoy más de 100 pacientes hospitalizados en IMSS-CoVID.  A retirarse pijamas contaminadas y bañarse a las regaderas con abundante jabón todo el cuerpo para ponerse la ropa de calle y checar la salida con biometrico.  Al salir y caminar en el estacionamiento hacia mi auto, no podía creer lo que había vivido, tantas personas graves en mi ala covid, tantas personas que mueren por la enfermedad infecciosa. Gente como nosotros, con una familia, que los esperan en casa, con proyectos y aspiraciones, con hijos y nietos que cuidar.  Ya eran las 8.45pm y lo acepto, se me llenaron los ojos de lagrimas nuevamente ahora no por miedo, por tristeza de ver que el panorama es desolador.  Y así mis días subsecuentes.  Exactamente iguales, que a decir verdad, no los quiero recordar. Se nos está muriendo nuestra raza de oro, a aquellos que les llamamos papás y abuelitos. No nos queda más que cuidarnos, cuidar nuestra salud y a nuestra familia. Besarlos y abrazarlos. Nunca sabes que va a pasar el día de mañana.  Valorar las cosas que realmente valen la pena.  Y sin duda alguna, rezar mucho para que esta pandemia acabe lo más pronto posible y  orar para que las personas enfermas salgan adelante”.