Desde Fuenlabrada hasta El Alto: voluntariado de enfermería

Publicado el 19 Febrero 2010 en la categoría Bolivia | Leer el primer comentario

Ana es una de las dos enfermeras del Hospital de Fuenlabrada que estuvo recientemente trabajando como voluntaria en el Centro de Salud Jesús Obrero. Aqui nos cuenta su experiencia en Bolivia que nos ayuda a comprender mejor la situación de este importante proyecto de la Fundase.
Desde Embarrados queremos agradecer su disponibilidad y generosidad, el trabajo que realizaron en el Centro de Salud que ha supuesto mejoras concretas e importantes, así como su compromiso actual con el proyecto pesar de las dificultades que una aventura de esta envergadura conlleva. En pocas palabras: muchas gracias y mucho ánimo para seguir embarrándonos juntos.
Os dejo con su comunicación que ella misma titula como: “UNA EXPERIENCIA EVANGELIZADORA“.

“El pasado año tuve la oportunidad de pasar tres meses en la ciudad del Alto con el objetivo de trabajar como voluntaria en el Centro de Salud Jesús Obrero debido a mi profesión de enfermera.

El reto era grande por múltiples razones tanto personales como profesionales. Se trataba de la primera vez que personal sanitario voluntario acudía al Alto en vez de adentrarse por los terrenos estrictamente educativos propios de los demás centros de la FUNDASE. Esta novedad hizo que nos lanzáramos a una aventura apasionante pero también ciertamente a ciegas, ya que no nos incorporábamos a un proyecto definido con objetivos trazados de antemano. Esta incertidumbre en vez de suponer un obstáculo definitivo a nuestra labor (como podría suponerse en un principio) definió lo que sería uno de nuestros propósitos principales: el hacer una valoración acerca de la situación en que se encontraba el Centro de Salud Jesús Obrero, en particular en lo relativo a la labor de enfermería en el bloque de internación quirúrgico.



Al llegar allí hubo que trabajar conjuntamente para establecer en qué línea nuestro trabajo de cooperación y voluntariado iba a ser beneficioso. Los profesionales del Centro de Salud son los que tienen la responsabilidad y el deber de construir una nueva forma de atención sanitaria profesional, humana y digna para la población del Alto y los voluntarios podemos ser un puente de enriquecimiento mutuo que ayuden al profesional boliviano en el camino hacia su meta, pero siempre teniendo presente que el camino es y seguirá siendo siempre suyo, no del voluntario. Esta es quizás una de las cosas más importantes que he aprendido en mis experiencias como voluntaria o cooperante (algo difícil cuando la implicación en tu trabajo en el extranjero es muy intensa): la vida de las personas a las que intentas ayudar es enteramente suya, no cometas el error de decidir por ellos, sí de ser su apoyo.

Con esta intención siempre en mente nuestro trabajo en el Centro de Salud al lado de las enfermeras, sirvió para valorar el estado de la organización y gestión de las tareas relacionadas con el cuidado de los pacientes así como con su formación y desempeño en el quehacer cotidiano. Esta valoración que fue ampliada a través de un trabajo de análisis acerca de la opinión de los propios trabajadores del centro nos mostraron que aparte de necesidades materiales evidentes que afectaban a la dignidad del enfermo como ropa de cama insuficiente, colchones en mal estado, maquinaria hospitalaria tan importantes como el autoclave estropeados, etc; existían también problemas tales como falta de liderazgo enfermero, ausencia de responsables claros para tareas organizativas y de control del material y déficit de conocimientos teórico-prácticos (esto último era más llamativo en el caso de los estudiantes, quienes eran los que permanecían más tiempo proporcionando cuidados al paciente a pesar de encontrarse en periodo de formación).

La detección de estos problemas nos llevó a trabajar en varias líneas: por una parte establecer sesiones formativas para estudiantes y personal del centro, elaboración de un listado de maquinaria y material sanitario defectuosa o inexistente, proyectos para la elaboración de protocolos de cuidados de enfermería, reuniones para incentivar la comunicación entre FUNDASE y el centro… Mucha tarea para el poquito tiempo que íbamos a pasar allí.

Llevados por un impulso de actuar frente a estas necesidades seguimos el llamado evangélico del “Pedid y se os dará” y trasladamos esta petición a corazones generosos de España en una improvisada campaña económica que funcionó extraordinariamente gracias a la solidaridad de nuestras familias, amigos, comunidades laicas de acogida, compañeros de trabajo, Embarrados… Este dinero reunido en tan corto período de tiempo ayudó a conseguir cosas como material textil sanitario, material medico-quirúrgico hospitalario, mobiliario, útiles de cocina y limpieza así como para contratar servicios de reparación para el equipo técnico en mal estado.

Pero lo que me gustaría resaltar aquí no es lo que hicimos sino lo que ganamos. El personal del Centro de Salud Jesús Obrero: enfermeras, doctores, farmacéuticos, estudiantes, administrativos… nos mostraron otra forma de entender el cuidado del paciente, y estos pacientes, nos enseñaron a entender otra manera de ver la salud y la enfermedad. Destacaré ante todo su disposición de enseñanza para conmigo, su acogida, su cariño extremo en los momentos más duros de cansancio y enfermedad y sus ganas por mejorar en su trabajo para ofrecerlo a la gente más pobre y necesitada del Alto.

El Dr. Claudio Navarro fue nuestro guía en este camino y nos dijo que el hospital es la Iglesia donde las enfermeras rendimos culto a Dios. Esta revelación aprendida en los más pobres y necesitados ha reforzado y dado nuevo sentido a mi vocación como enfermera.

Esta experiencia no hubiera sido completa sin la convivencia con lo que constituiría nuestra “gran familia boliviana” estas personas extraordinarias que viven y trabajan en la parroquia de Jesús Obrero y su hermanamiento con el valioso trabajo de las hermanas salesianas en el prenoviciado de Cochabamba. No sería posible describir en unas pocas líneas lo que el Padre Pepe, Ronald y Marina, las hermanas Ana, Evelyn y Marianela han supuesto para mí. Me quedo ante todo con esta visión de una vida religiosa plena y feliz, ofreciendo sus vidas a los más pobres, haciendo real en el día a día el amor al prójimo más que a sí mismos. También los he visto sufrir, estar agotados en esa dura labor cotidiana que llevan, pero en vez de ocultarlo ofrecen estas muestras de humanidad a Dios y nos hacen ver a los demás que a pesar de todos los obstáculos que se puedan presentar merece la pena trabajar por los demás, porque Dios está siempre con nosotros llenándonos de esperanza. Los chicos y las chicas que están en período de discernimiento nos contagiaron su espíritu de búsqueda y su entusiasmo y nos hicieron sentir parte de una familia con muchíiiiisimos hermanos, haciendo de la preparación de comidas, convivencias, celebraciones y festejos unas experiencias inolvidables y llenas de mucho amor.

Por último quisiera comentar que mi “aventura boliviana” ha sido sin duda muy valiosa a nivel profesional y humano, pero también a nivel de Fe. Fui al Alto llena de angustias y agobios producto de esta vida que llevamos con metas equivocadas, individualista y que tiende a valorar poco lo que se tiene porque damos por hecho el no tener que vivir sin angustias económicas y sin enfermedades derivadas de la pobreza. Me marché de allí en cambio “bienaventurada”, rica en espíritu, llena de un ímpetu que me capacita para emprender un camino más pleno, que es el de dar a los demás para construirme a mí misma más feliz. En el mundo de la antropología se dice que al sumergirte en mundos totalmente distintos al tuyo es cuando verdaderamente comprendes el propio. Doy gracias a Dios y a todas las buenas gentes bolivianas con las que compartí este tiempo por hacerme capaz de ver esto”.

Ana M.

  • Laura dijo

    Me ha encantado la frase que dice: “al sumergirte en mundos totalmente distintos al tuyo es cuando verdaderamente comprendes el propio”, porque realmente se nota que cuando te embarras y entregas tu vida, es cuando más feliz te puedes sentir.
    Gracias por compartir vuestra experiencia, porque nos anima a la Asociación a seguir facilitando este tipo de experiencias, no sólo para ayudar a la gente de El Alto, sino para ayudarnos a nosotros mismos.

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